
-
Use Cases
-
Resources
-
Pricing
1200 a. C. - 750 a. C.
% complete
LA “POLIS” O CIUDAD-ESTADO
Estos fueron pequeños estados griegos como; Esparta y Atenas formados exclusivamente por los aristócratas, los cuales tenían sus propias leyes las cuales se consideran como de inspiración divina, y formas de gobernar, su principal actividad era la agricultura, la artesanía y el comercio marítimo.
La ciudad–estado griega no es solamente una entidad política como los estados modernos, sino también una realidad religiosa.
802 a. C. - 700 a.C
% complete
HESÍODO
Uno de los ejemplos más interesantes de una integración de viejos motivos ético-religiosos con elementos nuevos es la poesía de Hesíodo, para Hesíodo Zeus es el dios supremamente justo, que humilla a los soberbios y ensalza a los humildes y al cual se dirige para que ilumine a los jueces en su litigio con su hermano Perses, derrochador y perezoso.
el poema prosigue con una serie de consejos morales y prácticos referidos no a la heroica
lucha guerrera, sino a la humilde fatiga y el esfuerzo cotidiano del campesino, el pastor e incluso el navegante, Hesíodo, que declara haber sido pastor antes que rapsoda,
Su obra principal fue la Teogonía es un grandioso intento no sólo de dar orden lógico y genealógico al conjunto de las
divinidades tradicionales, sino de representar con mitos poéticos el origen mismo del universo, pero la visión general de Hesíodo es en el fondo amarga y pesimista.
PÍNDARO
Píndaro, se nos muestra como un poeta típicamente aristocrático.
canta en sus célebres Epinicios (himnos “después de la victoria”) la gloria de los
vencedores en los juegos panhelénicos, o sea aquellos concursos atléticos que representaban uno de los más importantes elementos de unión entre los griegos, A más de los Juegos Olímpicos,
considerados a tal punto importantes que servían como punto de referencia para el cómputo de los años, eran famosos también los Délficos, los Ístmicos y los Nemeos.
Como poeta, no tuvo Píndaro ni imitadores ni secuaces, entre otras razones porque la
importancia de los juegos panhelénicos declinó rápidamente hasta que acabaron por ser dominio de atletas profesionales provenientes de las regiones más incultas de Grecia. Pero el problema que
Píndaro formula (si es posible enseñar la virtud) será vuelto a plantear por Sócrates y la respuesta que apunta en Píndaro encontrará una grandiosa sistematización racional en la República de Platón.
801 a. C - 700 a.C
% complete
Entre Hesíodo y Píndaro se interpone, como hemos indicado, un periodo de intenso desarrollo político y económico de las polis. En Hesíodo se percibe ya el eco del progreso alcanzado por las
ciudades marineras del Asia Menor, sobre todo en Jonia; Píndaro es la voz más elocuente de la reacción aristocrática contra la afirmación de nuevas tendencias incluso en la misma madre patria.
El desarrollo de Esparta haya sido muy diverso del de las
otras ciudades griegas, entre las cuales era con mucho la más espléndida y rica y a la cual acudían poetas y artistas de todas partes. Pero, una vez que hubo extendido su dominio en el Peloponeso, prefirió mantenerlo con el ejercicio de un rígido y brutal militarismo, más bien que compartir sus ventajas con las clases productoras.
Los espartanos desdeñaban toda ocupación que no fuese el manejo de las armas, la caza y el deporte; a ellos estaba reservada la vida política, por la cual demostraban, sin embargo, escaso entusiasmo. El ciudadano espartano era soldado antes que ciudadano: hasta la edad de veinte años se adiestraba en la vida militar; hasta los treinta prestaba servicio ininterrumpidamente; hasta los
sesenta permanecía en la reserva, volviendo con frecuencia a las armas, o sea, cada vez que la patria en guerra lo necesitaba. Por consiguiente, educar aquel ciudadano-soldado era una de las tareas más importantes del estado.
El niño vivía con la familia hasta la edad de siete años; posteriormente, hasta los veinte, se instruía y educaba en instituciones públicas dirigidas por un magistrado especial, el pedónomo. Ahí, los muchachos hacían vida en común, divididos en grandes grupos (agele) de acuerdo con la edad. Los grupos se dividían a su vez en escuadras, al mando de los niños o muchachos que más se distinguían; las agele a su vez estaban capitaneadas por irenos-jefes, es decir, jóvenes de veinte años escogidos entre los mejores (se llamaba en general irenos a los jóvenes de 16 a 20 años). Es evidente hasta qué punto este sistema estimulaba la emulación en todos los niveles.
Estaba sabiamente graduado: hasta los doce años la actividad era sobre todo jubilosa (parece que los niños podían pasar parte de su tiempo con la familia); pero a partir de esa edad se les imponía una
existencia de cuartel cada vez más estricta, que para los irenos asumía ya un carácter francamente pre-militar.
La organización de todo ello estaba a cargo de adultos, y seguramente había maestros especializados en ciertas materias o actividades, como la música, el canto coral y la danza colectiva.
Naturalmente, la educación física y el adiestramiento militar ocupaban un lugar prominentísimo, y sobre todo se tenía cuidado de habituar a los jóvenes no sólo a dormir en incómodas yacijas, a
comer frugalmente y a resistir el frío y el calor, sino incluso a soportar graves penalidades y feroces palizas sin inmutarse.
Por el contrario, parece que en la educación espartana ocupaban un lugar muy secundario la cultura literaria e incluso el alfabeto.
Comentario aparte merece la educación moral, por un lado admirable, por el otro repugnante.
Desde pequeño el varoncito se acostumbraba a sentirse miembro de la comunidad y a enfocar toda su ambición en el momento en que habría de combatir por ella. Se le inculcaba el más profundo
respeto por las leyes patrias, por los magistrados y por los ancianos. Pero también se le cultivaba, con la máxima eficacia, el desprecio por los extranjeros y sobre todo el odio por las clases
inferiores.
En resumen, la educación espartana, tal cual nos ha llegado y ha sido admirada desde la antigüedad, incluso por altos ingenios, es una típica educación de Estado totalitario, en el cual, como dice Plutarco, los ciudadanos se acostumbran “a no desear e incluso a no saber vivir solos, a estar siempre unidos, como las abejas, por el bien común en torno a los jefes”, con la diferencia, diríamos, que las abejas viven de su trabajo mientras los espartanos vivían del ajeno y de sus continuas guerras y correrías.
790 a.C - 700 a.C
% complete
La educación espartana, aunque tuvo muchos admiradores entre literatos y filósofos, no pasó de ser un fenómeno casi aislado en el mundo griego. Mucho más representativa de los caracteres
sobresalientes del espíritu griego es la educación ateniense, sobre todo por su plástica virtud de saber renovarse y evolucionar, que tanto contrasta con la esteticidad conservadora de que se complacía Esparta.
Atenas era una pequeña ciudad de economía rural y régimen aristocrático; pero sus contactos con las prósperas y dinámicas colonias jónicas de Asia Menor aceleraron la evolución del gusto y las ideas, el espíritu de armonía y equilibrio que sería la grandeza de Atenas.
Por lo demás, la aristocracia ateniense no desapareció, así como tampoco desapareció la religiosidad tradicional, no obstante sus bases esenciales rurales: en Atenas, la armonización y la síntesis de elementos antagónicos fue más regla que excepción.
Conviene subrayar el hecho de que la estructura misma de la polis favorecía la continuidad entre educación aristocrática y educación democrática; en sus tiempos de máximo esplendor la población de Atenas se componía por lo menos en sus tres cuartas partes de esclavos, de donde se derivaba la tendencia de todos los ciudadanos libres a asimilar los aspectos principales de la educación aristocrática.
Todavía en el siglo VI, la educación físico-deportiva estaba reservada a los nobles, que la recibían sobre todo en la familia; pero ya al principio del siglo V vemos los muchachos que acudían a las clases de gimnasia en la palestra privada del pedotriba; a fines de ese mismo siglo todas las clases sociales frecuentaban habitualmente los gimnasios públicos, de esta forma se difunde poco a poco entre todos los estratos de la población la educación musical impartida por el citarista; en efecto, gimnasia y música constituyen lo que Platón llama la “antigua educación”, o sea la educación tradicional de su ciudad.
Pero en la época de la mayor grandeza ática, el joven recibía preparación gimnástica tendiente a desarrollar exclusivamente la fuerza y armonía de cuerpo y espíritu, sin preocupaciones específicas de adiestramiento militar.
La educación ática no se extendía a las muchachas y a las mujeres, que vivían prácticamente confinadas en el gineceo.
En Jonia se desarrollaron excepcionalmente formas de educación femenina, de refinado carácter literario, como en Lesbos, donde parece que la poetisa Safo cuidaba de la educación de un grupo de jovencitas.
620 a.C - 540 a.C
% complete
La cultura griega se desarrolló inicialmente no en la madre patria sino en las colonias. Si esto es verdad, en alto grado, por lo que toca a la poesía, lo es aún más con referencia a los aspectos científicos y filosóficos de la cultura griega más temprana: geometría, aritmética, medicina, geografía, historia y aquella indagación más general sobre la realidad en conjunto que más tarde se denominaría “filosofía”.
Anaximandro, también de Mileto y casi contemporáneo de Tales, a diferencia de éste que no dejó nada escrito, compuso una obra en prosa titulada Sobre la naturaleza de la que nos han llegado algunos fragmentos. Fue el primero en servirse de la palabra “principio” (arché) para indicar la sustancia única de la que todo surge y que para él no es ninguna materia en particular, como lo era para Tales y más adelante lo sería para Anaxímenes, sino lo infinito o ilimitado (ápeiron) que “todo abraza y todo lo gobierna”.
590 a. C. - 500 a. C.
% complete
Todos los pensadores griegos de que nos hemos ocupado basaban sus concepciones en la observación de la naturaleza. Argumentaban a partir de un tipo cualquiera de experiencia, así fuese preponderantemente interior (Heráclito), o una mezcla de elementos místicos y religiosos (pitagorismo). Pero en Elea, de la Magna Grecia, se manifestó otra corriente de pensamiento de carácter muy diverso. Habiendo partido de una violenta crítica al antropomorfismo religioso negó todo valor a la experiencia como base para reconstruir un sistema de creencias más plausibles, prefiriendo apoyarse casi exclusivamente en argumentaciones lógico-lingüísticas.
El ser es pues una especie de esfera compacta y homogénea. Tal es la conclusión a que Parménides parece querer llegar, contra toda evidencia sensorial, sobre la base de argumentaciones puramente lógicas ligadas esencialmente a la impensabilidad del no ser.
El gran polemista de la escuela fue un discípulo de Parménides, Zenón de Elea. También él se servía esencialmente de argumentos lógicos, de acuerdo con un método denominado dialéctico que
consiste en admitir a manera de hipótesis lo que afirma el adversario para sacar de ahí lógicamente consecuencias absurdas que lo confutan. Por ejemplo, Zenón admite hipotéticamente la multiplicidad y el movimiento para demostrar su absurdidad.
504 a. C - 470 a.C.
% complete
Gran parte de los problemas que se planteaban ya no se consideran filosóficos sino científicos.
Heráclito de Éfeso (florecido a fines del siglo VI a. C.), quien
considera con aristocrático desprecio a los indagadores de la naturaleza, quienes no saben que “sólo
hay un conocimiento: conocer la Mente que todo lo gobierna penetrando en todo”. Esta Mente o Razón (logos) es universal pero la captamos sobre todo en nosotros mismos (“Me he investigado a mí mismo”, declara Heráclito), no en las apariencias sensibles, porque “la armonía oculta es mejor que la aparente”, y quienes se detienen en las apariencias “no entienden aun habiendo oído, semejan a los insensatos; a ellos se aplica el refrán: presentes, están ausentes
501 a.c - 300 a.C
% complete
El máximo esfuerzo de abstracción en este sentido lo harán los atomistas, los cuales llegarán a negar lo cualitativo, interpretando las cualidades sensibles como un modo subjetivo que tenemos de percibir una realidad que en sí es puramente cuantitativa.
De esta forma el naturalismo jónico, nacido en la polis y que tomó a ésta como modelo y punto de referencia (Anaximandro), superó los límites, o por mejor decir, todos los limites de espacio y tiempo en estas rigurosas afirmaciones de la autonomía y universalidad de los valores humanos, formuladas por Demócrito basándose al parecer en las enseñanzas del jónico Leucipo.
500 a.C - 401 A.c
% complete
Samos, isla de la Jonia no distante de Mileto y Éfeso, fue el lugar de origen de una singular figura de profeta-mago, Pitágoras, de quien poco se sabe, excepto que, habiéndose trasladado a Italia,
fundó en Crotona una especie de escuela-secta de carácter al mismo tiempo sapiencial, religioso y político, que se extendió con rapidez por otras ciudades de la Magna Grecia donde en muchos casos asumió el poder político.
Naturalmente, los pitagóricos deben haber tomado muchas ideas y nociones matemáticas de los egipcios y los pueblos orientales
El curso del siglo V los pitagóricos fueron desposeídos del poder, y con frecuencia proscritos como consecuencia de la reacción democrática que se extendió también a la Magna Grecia. Por lo demás, esta circunstancia contribuyó a difundir su doctrina, mantenida hasta entonces secreta, que se revelaba únicamente a los “iniciados” de la secta y exigía la vida en común (incluso, al parecer, la comunidad de bienes) y a observancia de un cierto número de reglas higiénicas y ascéticas que estaba prohibido modificar.
La escuela de Pitágoras fue, más que una escuela, era una asociación de iniciados; bajo este aspecto hace pensar en las sectas mistagógicas que en esa misma época se difundían en Grecia, tanto más que compartía con éstas la única creencia que se puede atribuir con seguridad a Pitágoras en persona, la metempsicosis o transmigración de las almas.
444 a. C.
% complete
Para Empédocles de Agrigento, esto significa que existe algo
estable, es decir, que existen varias sustancias estables, cualitativa y cuantitativamente inmutables, de las cuales se debe admitir, sin embargo, que son movidas o mezcladas por ciertas fuerzas.
Esas fuerzas son el Amor o amistad y el Odio o contienda que perennemente mezclan y separan los elementos o raíces en que consiste o de que se compone cada cosa en particular y que, según la física simplista de los antiguos, identifica como fuego, aire, agua y tierra.
Anaxágoras propone una solución afín a la de Empédocles: entidades permanentes pero móviles y una fuerza ordenadora explican la realidad tanto del ser como del devenir. En cambio, faltan en Anaxágoras los aspectos mágico–religiosos presentes en Empédocles. Escribe en prosa, con tono sosegado y racional, y se esfuerza por explicar en el modo más persuasivo posible la extrema y mudable variedad cualitativa del mundo de nuestra experiencia. Las entidades permanentes cualitativamente distintas son muchísimas; están divididas en partes infinitesimales y por lo mismo invisibles que él llama semillas y que Aristóteles denominará homeomerías, es decir partículas similares.