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1914 - 1918
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China se quedó al margen de la contienda en los ataques militares de esta guerra. El imperio tenía que acallar revueltas internas tras la caída de la monarquía y la aclamación de la república de China. Como nuevo país, buscaba el reconocimiento de las grandes naciones europeas.
En 1917, China declaró la guerra a las Potencias Centrales, pero ningún soldado chino disparó un solo tiro. Con la entrada formal en la guerra,
China buscaba la complicidad de europeos y estadounidenses para proteger su territorio contra Japón, que tras tomar la colonia Kiauchau en 1914, amenazaba con tomar otros territorios chinos.
En Europa, pronto se vio que el conflicto militar iba a ser una guerra de posiciones dura y con muchas pérdidas. Sobre todo en el norte de Francia, donde los soldados estaban en las trincheras frente a frente aunque pasasen meses sin que hubiese movimientos. Como apoyo logístico para suministrar a los soldados se utilizaron trabajadores extranjeros.
Al final de la guerra, había unos 700.000 efectivos de este tipo activos en el frente. La mayoría procedentes de antiguas colonias de Gran Bretaña o Francia, pero también 140.000 voluntarios procedentes de China.
Después del final de la contienda, se tardó en disolver los campamentos. En marzo de 1919, todavía vivían en Francia y Bélgica casi 80.000 chinos. Ayudaban en la reconstrucción de los daños de guerra o enterraban soldados caídos en el frente durante la batalla. Muchos fueron destinados a limpiar los campos de minas. Entre 1916 y 1919, se calcula que murieron unos 3.000 chinos. Otros fallecieron víctimas de la gripe española y los que sobrevivieron, consiguieron volver a China. En 1921, quedaban unos 3.000 chinos en Francia, sobre todo en los suburbios de París donde posteriormente se fundó el primer barrio chino de Europa.
“En la Primera Guerra Mundial, los trabajadores chinos contribuyeron a cubrir las espaldas de soldados británicos y franceses”
1919
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fue fundado en 1911 después de la Revolución de Xinhai comandada por Sun Yan-set y que lograría derrocar a la dinastía Qing o manchú y establecer una república China.
El Kuomintang nació en la provincia de Guangdong gracias a la unión de varios grupos revolucionarios. Fue fundado por Sun Yat-set , quien sería su primer líder, y por Song Jiaoren. Al principio fue un partido democrático nacionalista socialista de tendencia moderada que ganó por mayoría de votos, las elecciones parlamentarias.
En 1913 subió al poder Yuan Shikai, quien llegó a la presidencia gracias al pacto establecido entre el Kuomintang y gobierno imperial para permitir la abdicación del emperador y su salida de China. Una vez en el poder, Yuan Shikai decretó el carácter ilegal del partido y lo expulsó de su gobierno y del parlamento, siendo también el responsable del asesinato de Song Jiaoren.
En 1924, el Kuomintang tuvo su primer congreso nacional, al que acudieron delegados de otros grupos no pertenecientes al partido, entre ellos, enviado del Partido Comunista de China. En este congreso se resumió el ideario de Sun Yan-set : la reconstrucción de China comenzaría con la imposición de un gobierno militar, seguiría con el gobierno del Kuomintang y terminaría con el establecimiento de la soberanía popular. Se decidió adoptar los tres principios del pueblo: nacionalismo, democracia, y bienestar.
El poder comunista del Kuomintang creció con el apoyo del ruso y alemán, que prepararon al partido para consolidarse políticamente. Con esta influencia, el partido chino se perfiló como un partido comunista leninista hasta 1990. Los consejeros soviéticos asesoraron a sus colegas chinos para la fundación de un instituto político destinado a formar propagandistas y expertos en movilización de masas.
En 1926 murió Sun Yat-set, Chiang Kai Shek , comanda la Expedición del Norte en contra de los comunistas contrarios al partido y con la idea de unificar toda China. En 1927, en Shangai, expulsa a los comunistas del Kuomintang, iniciando la Guerra Civil china. En 1928, el Kuomintang toma Pekín y logra que su gobierno sea reconocido internacionalmente.
Entre 1934 y 1935 los comunistas emigraron de sus bases del sur y centro del país hacia el noroeste donde establecieron nuevas bases comunistas.
El partido continuaba la guerra pese a la amenaza japonesa que se cernía sobre China. En 1937, Japón invade China, será hasta su salida que la estructura del partido cambie. En 1947 se promulga una nueva constitución y se permite la participación de otros partidos menores.
Tras la salida de los japoneses, la guerra civil se intensificaba, los comunistas, con bases en Manchuria y el norte de China y Chiang en el centro y sur, la inflación se disparó con el conflicto y Chiang Kai Shek decide abandonar el campo ante la imposibilidad de controlar al comunismo, concentrándose en los centros industriales y financieros y obteniendo recursos de los productos que se sembraban en Taiwán.
En 1949, el ejército nacionalista fue derrotado por los ejércitos comunistas que ya tenían bajo su control la mayor parte del territorio continental. El Kuomintang y lo que quedaba de su ejército , se establecieron en Taiwán.
1921
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el Partido Comunista de China dirigió al pueblo chino en una ardua lucha contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, y logró fundar en 1949 la República Popular China. Luego, a la cabeza del pueblo de todas las etnias, luchó por salvaguardar la independencia y la seguridad del país, hacer efectiva la transición de la nueva democracia al socialismo y desplegar de manera planificada y a gran escala la construcción socialista, lo que permitió un desarrollo económico y cultural sin precedentes.
Como principal cabecilla Mao Zendong Participó en la fundación del Partido Comunista Chino (PCC) en 1921. Tras la ruptura con el Kuomintang en 1927, Mao dirige una revolución de base campesina, organiza el Ejército Rojo y establece un gobierno revolucionario en la región de Hunan. Derrotado por Chiang-Kai-Chek el ejército comunista inicia la Larga Marcha, octubre de 1934 a octubre de 1935, hasta la provincia de Shanxi. Durante este duro período Mao se asienta en la dirección del PCC, puesto que no dejará hasta su muerte. Participó en la fundación del Partido Comunista Chino (PCC) en 1921.
1927 - 1949
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La Guerra Civil China fue uno de los conflictos más violentos de Asia en el siglo XX. Librada entre 1927 y 1949 por el Kuomintang y el Partido Comunista Chino, aunque interrumpida desde 1937 a 1945 por la Segunda Guerra Sino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial, episodios como la “Larga Marcha” y la invasión de Japón, convirtieron lo que iba a ser una clara victoria de la República Nacionalista al frente de Chiang Kai-Shek, en un inesperado triunfo de Mao Tse-Tung con la proclamación de la República Popular de China.
Hasta comienzos del siglo XX el Imperio Chino de la Dinastía Qing se encontraba en una situación de absoluta decadencia y a punto de sumergirse en el abismo. Los factores que llevaron a este contexto de crisis se resumieron básicamente por los siguientes motivos: en la incapacidad de las autoridades para modernizar el país, en la corrupción de la clase funcionarial imperante, en las hambrunas sobre el ámbito rural y en las habituales revueltas de los campesinos y minorías; así como en las constantes derrotas frente al exterior como sucedió en las Guerras del Opio de 1840 a 1860 que habían supuesto la pérdida de Hong Kong en favor de Gran Bretaña, la Guerra Sino-Japonesa de 1894 a 1895 que implicó la cesión de la Isla de Formosa a Japón y la Guerra de los Bóxers de 1900 a 1901 que terminó con la mayor parte de las potencias del mundo ocupando la capital de Pekín. A todos estos problemas de extrema gravedad, hubo que añadir la cuestión sucesoria tras la muerte del Emperador Guangxu que acabó con la entronización del Emperador Pu-Yi, por aquel entonces sólo un niño, lo que menoscabó todavía más al poder de la Dinastía Qing, una familia de origen manchú a la que la mayor parte de los chinos de etnia “han” consideraba extranjera y culpable de todos sus males.
En 1911 estalló la Revolución China sobre la ciudad de Wuchang que pronto se extendió por la provincia de Hubei y el Río Yang-Tse hasta alcanzar la capital de Pekín y acabar con el derrocamiento de la Dinastía Qing y la proclamación de la República de China. El nuevo régimen que estuvo sustentado por el Partido Nacionalista del Kuomintang, estableció su capital en Nakíng y extendió su soberanía al sur de China debido a que el resto del país quedó bajo dominio de los “señores de la guerra”. A pesar de que las autoridades desarticularon el golpe de Estado del Presidente Yuan Shikai tras un intento de entronarse “Emperador” en 1916, la debilidad de la República de China fue tan patente que tuvo que solicitar reconocimiento internacional entrando brevemente en la Primera Guerra Mundial junto a Gran Bretaña y Francia en 1917, además de verse las autoridades obligadas a abandonar Nankíng y a fijar una segunda capital mediante la creación del Gobierno Provisional de Cantón.
El ascenso al poder del Presidente Sun Yat-Sen como Jefe del Estado de la República de China en 1920, modificó la situación porque todas las fuerzas políticas que incluían liberales, conservadores, republicanos y socialistas fueron concentradas en torno al nuevo Gobierno de Guangzhou que el Kuomintang estableció en Guangdong con la única finalidad de consolidar un estado sólido y democrático, facilitaron al Kuomintang una serie de victorias dentro de un proceso conocido como la “Era de los Señores de la Guerra”. Así fue como las tropas nacionalistas aplastaron a los diversos bandidos, sectas y grupos paramilitares de los gobiernos locales.
De especial ayuda resultó el reconocimiento de la Unión Soviética durante este período y la fundación en 1922 de la Academia Militar de Whampoa dirigida por asesores rusos al frente del general Vasily Blyukher. Gracias a todas estas mejoras cualitativas y técnicas, la República de China fue progresivamente disolviendo desde 1923 a diversos señores de la guerra como Chang Ts’ung-Ch’ang en Shangtung, a la partida de bandidos de Yen Hsi-Shan en Shansi, a los guardianes de Sun Ch’uan-Fang en Fengtian y a los cristianos radicales de la secta de Feng Yu-Shiang en Zhili.
La muerte del Presidente Sun Yat-Set en 1925, implicó el ascenso al poder del General Chiang Kai-Shek que adoptó este título por estar tanto al frente de la Presidencia de la República de China, como también del Ejército Republicano que igualmente rebautizó como Ejército Nacional Revolucionario. La nueva administración significó la total ruptura con la anterior porque tras abolirse la bandera republicana de cinco barras, se oficializó el “Sol Blanco” que hasta ese momento había sido el símbolo del Kuomintang; mientras que una gran parte de los opositores políticos fueron removidos de sus puestos o simplemente desaparecieron después de ser asesinados. Mucho peor le fueron las cosas al Partido Comunista Chino que en 1926 tuvo separarse del Kuomintang y todos sus miembros ocultarse en la clandestinidad, además de resultar expulsados los asesores soviéticos de la Academia Militar de Wamphoa. Sin embargo y salvo por estas tensiones con los comunistas, el carácter autoritario de Chiang Kai-Shek fue un éxito en otros ámbitos porque al mando de 250.000 soldados venció a más de 2 millones de “señores de la guerra” durante la “Expedición del Norte” que supuso la total derrota de los bandidos y las sectas locales, así como la conquista territorial de Wuhan, Nanchang, Nankíng y Shangai que en octubre 1949 concluyó con la unificación absoluta de la República de China.
1937 - 1945
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El papel de China en la Guerra de la que ahora se conmemora el final, es un gran desconocido. Aunque ahora no sea creído, murieron en la confrontación 13,5 millones de personas, entre los 10 millones de civiles y los 3,5 millones de soldados.
El Frente de China fue abierto realmente mucho antes de iniciarse la II Guerra Mundial en Europa y se extiende desde el 18 de septiembre de 1931 hasta el 2 de septiembre de 1945, cubriendo todo el territorio de las actuales República Popular China, la península de Corea y parte de Mongolia.
La ignición de dicho frente fue provocada por el Imperio de Japón al invadir Manchuria y luego el resto de China durante el transcurso de la invasión japonesa, siendo cerrado al acabar la contienda mundial por las fuerzas conjuntas de la Unión Soviética y China en 1945.
La historia demuestra que Japón ya apuntaba una inclinación por sus deseos de dominar el Pacífico, siendo el episodio más destacado previo al estallido de la II Guerra Mundial la invasión de China entre 1937 y 1938, que colocaban a Japón en idéntico papel al que desempeñaría durante la Guerra contra la URSS y los Estados Unidos en su control por las costas de Asia y el Océano Pacífico.
China tuvo su papel de ignición en la II Guerra Mundial con la invasión de Manchuria por Japón. En Manchuria se había establecido un estado títere llamado Manchukuo, gobernado nominalmente por el Emperador Puyi, que había sido depuesto de la corona imperial china.
Esta agresión japonesa sería condenada en la Liga de Naciones, y Japón se retiraría del organismo, desafiándolo. Finalmente, en julio de 1937, tras el incidente del Puente de Marco Polo, los nacionalistas chinos por fin decidirían hacerle frente a Japón, y se llevaría a cabo una cruenta guerra no declarada que duraría hasta 1945, justo con el fin de la contienda mundial tras la derrota de Japón.
Después de haber ocupado Pekín y Shanghai, las tropas japonesas se aproximarían a la entonces capital de China, Nankín, tomándola en diciembre de 1937. Lo que siguió a continuación fue uno de los episodios más oscuros de la guerra, ya que las tropas niponas se entregaron a una orgía de matanzas y violaciones por seis semanas.
La ofensiva japonesa continuaría hasta octubre de 1938. El gobierno nacionalista se refugiaría en Chongqing, donde pasaría el resto de la guerra, mientras que los sobrevivientes del Partido Comunista de China, al mando de Mao Zedong, se fortalecerían en Yan'an.
Una inundación provocada del río Amarillo y la persistencia china a no rendirse a pesar de las derrotas, frustraron a los generales japoneses, que regresarían a Manchuria, con el objetivo de acabar con la influencia rusa en la región de una vez por todas.
Japón tenía en 1938 dos frentes abiertos: el del control de China y la guerra contra las posiciones rusas. Los generales nacionalistas japoneses detendrían en seco su avance en Mongolia, protegida por la Unión Soviética, tras la batalla de Jaljin Gol, manteniéndose como una guerra no declarada, con el objetivo de no involucrar a otras potencias en el conflicto.
La batalla empezó el 11 de mayo de 1939, cuando unidades de caballería de Mongolia cruzaron la no definida frontera con Manchukuo. Los japoneses los expulsaron, pero dos días después las tropas mongoles regresaron con refuerzos, lo que atrajo más y más tropas de ambos bandos.
Stalin ordenó a un joven general, Gueorgui Zhúkov, que se hiciera cargo de la situación. A mediados de agosto de 1939, Zhukov logró romper las líneas enemigas y rodeó a dos divisiones completas. Ante la negativa japonesa de rendirse, fueron completamente destruidas y Japón solicitó inmediatamente el cese de hostilidades, firmándose dos años después el Pacto de Neutralidad entre ambas naciones.
Fue a partir de este momento cuando la influencia del Ejército Imperial Japonés en el gobierno decayó, favoreciéndose a la Armada Imperial, que deseaba una expansión hacia las colonias europeas del sur. Este cambio de curso llevaría a Japón a chocar de frente con la esfera de influencia de otro gigante: Estados Unidos, que asistiría a China con una fuerza aérea secreta llamada los Tigres Voladores, y que impuso poco después un bloqueo económico a Japón.
Esta política estadounidense llevó finalmente a Japón a atacar a los Estados Unidos dos años y medio después de la batalla contra la Unión Soviética. La victoria del general Zhukov en Mongolia sería una de las muchas que lo convertirían el principal general del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.
China perdió unos 3,22 millones de combatientes en la guerra con Japón y se estima que entre 10 y 17,4 millones de civiles murieron en el conflicto, aunque un poco menos de la mitad no murió durante una batalla, sino en asesinatos masivos. No se sabe con seguridad cuántos japoneses murieron en China, pero la cifra suele situarse entre 1 millón y 1,7 millones de combatientes.
Por su parte, los soviéticos perdieron menos de 20.000 soldados en Manchuria entre 1939 y 1945. La cifra japonesa de bajas en estos encuentros contra la Unión Soviética fue muy superior.
1949
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Mao dirige al Ejército comunista a la victoria en la guerra civil contra los nacionalistas de Chiang-Kai-Chek y el 1 de octubre de 1949 se proclama la República Popular China. Mao es el presidente del Consejo de ministros y desde 1954 presidente de la República.
Tras una prolongada crisis debida a la sucesión de acontecimientos político militares (invasión japonesa, guerra civil, etc.), la economía china, que había conocido un cierto progreso desde finales del siglo XIX, pudo retornar a una senda de crecimiento. Las primeras medidas económicas del nuevo régimen (control de la inflación, reforma agraria y rehabilitación de la industria) cosecharon buenos resultados. Ya en la década de los cincuenta, el gobierno chino se embarcó en un proyecto de industrialización rápida basado en la planificación centralizada al estilo de la URSS, con cuyo asesoramiento y ayuda contó hasta la ruptura de comienzos de los sesenta. El primer plan quinquenal (1953-1957) concentraba la inversión en unos 150 grandes proyectos industriales importados de la URSS. Los recursos destinados a la inversión en el sector procedían de la compra a bajos precios por el gobierno de la producción agrícola al campesinado. Por el contrario, los productos industriales de consumo eran vendidos a precios relativamente altos, lo que, unido a los bajos salarios pagados a los trabajadores de la industria, permitía al gobierno disponer de los recursos necesarios para invertir en al industria pesada y mejorar la provisión de servicios públicos (sanidad y educación).