Mi Experiencia en Clases Como Estudiante y Como Docente

En Agosto del 2004 con la edad 4 años iniciaron mis estudios en una escuela de la comunidad de Los Valerios, La Vega. Estos primeros meses de estudio se caracterizaron por el juego, el libro nacho y la escritura. En mi caso, el proceso de socialización con otros niños me resultaba un poco incómodo. No obstante, en los asuntos de aprendizaje me iba razonablemente bien. Gracias a la ayuda de mi Madre y los esfuerzos de mi profesora, aprendí a "leer" y escribir (jeroglíficos legibles). El aula de clases no contaba con tantos recursos y decoraciones y la maestra en determinadas ocasiones perdía la paciencia, en consecuencia, pellizcaba, habla en mal tono, entre otras cosas, a los estudiantes más molestos, muy diferente a como son las aulas del nivel inicial de hoy en día, ya que, algunas las actitudes de mi maestra sería penalizadas y las aulas son abundantes en recursos didácticos.

Ahora bien, ya para los meses de enero y febrero del mismo año mi familia se mudó para Constanza, La Vega. Por lo que finalicé este curso en la Escuela de La Secadora. En este segundo semestre, continué practicando la lectura con el libro Nacho y aprendí a contar, y a sumar números pequeños, con la ayuda de mis padres y la maestra cuyo nombre era, Wendy. El primer centro educativo en el cual estudié era mucho más grande, contaba con un enorme patio para recrearse entre otras cosas, pero el segundo centro educativo era más pequeño y con poco espacio recreativo. Sin embargo, el aula de clases estaba con mejores y más recursos didácticos entre ellos: el abecedario, cartel de los saludos, los primeros números y el calendario de cumpleaños, además de imágenes de animales que la maestra pegaba con las paredes.

El primer grado lo realicé en la Escuela de La Secadora. En este curso mejoré tanto la lectura como la escritura, aprendí a contar, sumar y restar (las matemáticas fueron más propias de la enseñanza de mis padres), valores (respeto, no robar), la higiene, juegos, entre otros cosas. El aula contaba como buenos recursos tales como: Las estaciones, figuras de animales, números, normas de buenos modales, entre otros más.

Los grados Segundo, Tercero y Cuarto, los llevé acabo en la Escuela Padre Fantino, ubicada en Constanza. Este Centro contaba con excelente plantel, tenía mucho espacio, las aulas eran grandes y tenía suficientes sillas y mesas. No obstante, los maestros eran más estrictos. Mi Profesor de Segundo Grado, Victor, le daba cocotasos, ligasos, golpeaba las manos de los estudiantes inquietos, a veces imponía castigos. Los maestros de los demás cursos hacía cosas similares. A diferencia de como son las cosas ahora, se utilizaban pocas dinámicas, a veces no se tenía un buen libro de texto, por lo que se empleaba en gran medida el dictado y la escritura en la pizarra. También, para enseñarnos matemáticas y otras asignaturas nos pedía que lleváramos objetos de nuestra casa.

Este período de estudio lo realicé la escuela Padre Fantino. En esta época se desarrolló mi interés por el aprendizaje de los contenidos. Me esforzaba mucho por tener buenas calificaciones y dominar a la perfección todo lo que me enseñaba. Mi única debilidad eran los deportes, (aunque los practicaba, solo lo hacía por obtener la calificación) Los maestros se esforzaban más por conservar la disciplina y hacía todo lo posible para que el estudiante no se parara de su asiento, para ello utilizaban el castigo.

Yo aun conservaba mi problema para socializar con los demás, pero a finales de este periodo empecé a mejorar en ese aspecto.

Realicé mis estudios de bachillerato en el Liceo Politénico Felipe Soriano Bello de Constanza, La Vega. Mis primeros años del bachillerato resultaron ser un tanto incómodos y caóticos, esto debido a que muchos de los docentes que me llegaron a impartir clases no tenía las competencias necesarias para impartir los contenidos, además muy poco maestros sabía utilizar las TIC y los que solían utilizarlas abusaban de las mismas perjudicando de esta forma el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así mismo, el centro educativo contaba con una sobre población de estudiantes. También, muchos de mis compañeros no tenía interés en estudiar. No obstante, aunque es cierto que fue un periodo incómodo, no fue una experiencia traumática. Me esforzaba por mantener un excelente record de nota y aprender todo lo que podía.

En mi segundo año escolar, cuando me adapté al centro educativo. Opté por aprender por mi mismo a utilzar herramientas tecnológicas. Esto con el fin de mejorar mi manera de realizar las explosiones, ahorrar dinero y la manera de presentar algún contenido a un público en particular. Por mi mismo aprendía a utilizar, Power Point, Prezí, Pawtoon, Google Site, Google Drive, Suite Office (la mayoría de ellos), Camtasia Studio y algunas plataformas para crear mapas conceptuales y mapas metales.

En este segundo periodo del bachillerato empecé la modalidad técnico profesional en el área de contabilidad y finanzas. Estos son mis años dorados de estudio. Las clases dieron un cambio drástico, ya que en el año 2015 se implementó la tanda extendida en la mayoría de los liceos y escuelas de Constanza.

Las clases eran más largas y al principio fue algo difícil, pero esto se vió recompensado en calidad de enseñanza, porque los mejores maestros eran los del segundo ciclo del bachillerato. En especial, los profesores del área de contabilidad eran excelentes, comparado con los maestros del primer ciclo. Algunos implementaban una modalidad de clase más innovadora, pero aun existía la ausencia de recursos tecnológicos para enseñar.

Debido a que el centro no disponía de computadoras e internet para los estudiantes, los maestros obviaron enseñarnos a utilizar programas de contabilidad.

Como estudiante del Recinto Luis Napoleón Núñez Molina del ISFODOSU. Debo admitir que en general ha sido una grata experiencia. Gran parte de lo maestros, en especial los de matemática tienen un maravilloso dominio de los contenidos, de entre ellos existen algunos con un verdadero interés porque el estudiante aprenda, que que se adaptaron a nuestro estilo de aprendizaje. Obviamente, son incomparables las clases recibo en el recinto con las que recibí en el nivel secundario. Obviamente, el recinto no cuenta con las mejores tecnologías del país en calidad de enseñanza, pero se mantiene un buen estándar de calidad.

Las clases son más dinámicas, el influjo de las tecnologías es muy notable y el estudiante tiene acceso a la misma, esto posibilitad la diversidad en el aprendizaje.

Como docente practicante he tenido una grata experiencia. Ha sido reconfortante lograr poner en práctica muchas de las teorías que no han impartido los profesores. Es una experiencia muy emocionante que inspiraba en un principio algo de temor, debido a que la realidad vivida como estudiante es muy distinta a la realidad vista por un docente.

Me esfuerzo por que las clases sean dinámicas y atrayentes a la vista de mis alumnos. Sin embargo, he cometido bastante errores y en una ocasión la disciplina se me fue de las manos. Trato de haya mucha participación por parte del alumnado. He tenido muy pocas oportunidades para utilizar recursos tecnológicos debido a que las aulas no estaban capacitadas.

En el futuro yo espero que mis clases se caractericen por el dinamismo, la pasión por lo que hago, la calidad de enseñanza, la calidad en el contenido que enseño y la innovación tanto en uso de técnicas y estrategias didácticas, como en el uso apropiado y efectivo de las TIC y Softwares Educativos. Espero poder desarrollar en mis estudiantes las competencias tecnológicas y curriculares que ellos necesitaran. Deseo que mis clases sean mejores que las de los docentes de los que tanto me he quejado. No estoy muy seguro de que mis aulas estén también preparadas como las de esta imagen, pero debo admitir que un aula como esta, estaría cerca de ser el aula digital ideal para enseñar a los alumnos.