Línea de tiempo

En agosto del 2004, comencé a estudiar con tan solo tres años de edad. Recuerdo que me gustaba asistir a clase, ya que eran dinámicas y divertida. Además, tuve una maestra que me motivaba a ser un ente autónomo en mi proceso de aprendizaje.

En este proceso de mi formación académica las clases eran muy tradicionales, pues los docente a parte de los libros de textos no utilizaban recursos didácticos para apoyar la construcción de conocimiento. Solo tuve alrededor de dos maestros que eran más innovadores que los demás.

En esta etapa de mi formación hubo un cambio, pues comencé a estudiar en una escuela pública y pude evidenciar que los maestros valoraban como bueno a los estudiantes si tenían una buena conducta, es decir, si eras tranquilo, entonces eras buen estudiante. Además, veía como le halaban las orejas o pellizcaban a mis compañeros cuando se movían de sus asientos. Mi educación en los primeros cursos de este ciclo fue afectada por el conductismo de algunos de los docentes.
Sin embargo, cuando estaba cursando los dos últimos cursos de este ciclo tuve una excelente experiencia, pues los docentes utilizaban recursos y promovían la construcción de conocimiento. A pesar de que me estaban preparando para tomar las pruebas nacionales siempre estuvieron atentos y me motivaban a seguir adelante sin importar las dificultades que se presentaran.

Esta etapa de mi formación fue basada en la teoría de aprendizaje constructivo, pues los docentes solían ser facilitadores y guías del proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, utilizaban recursos didácticos y el entorno para propiciar un aprendizaje significativo.

También comencé a recibir clases de informática, las cuales no tomaban anteriormente y estas me ayudaron a desarrollarme mejor en el ámbito tecnológico y académico.

En estos años descubrí mi vocación para ser docente de matemática, pues cuando el maestros nos daba la oportunidad de explicar trabajos o ejercicios que nos había propuesto sentía una satisfacción inmensa al ver como mis compañeros me entendían y el maestro me felicitaba por lo bien que lo hacía.

En estos años inició a trabajarse con la jornada escolar extendida, la cual fue difícil de adaptarse al principio, sin embargo, al pasar el tiempo me acostumbré.
Las clases antes de las 12 eran igual que antes, es decir, dinámicas y se seguía propiciando la construcción de conocimiento, pero luego de la 1 se suponían que debían dar talleres, no obstante los docentes los utilizaban para seguir dando clase o mantenernos ocupados en algo para que no molestáramos como ellos solían decir.

Es importante resaltar que, en el 2017 me decidí por estudiar educación matemática gracias a la motivación de diversos maestros y la mía al ver como me sentía al ayudar a mis compañeros con temas que no entendían.

En 2017 inicié a estudiar educación en el área de matemática, donde las clases fueron totalmente innovadoras. Se utilizaban recursos, ya sea tecnológicos o del entornos para favorecer aprendizajes significativos. Además, se estuvo trabajando bajo el enfoque por competencia y constructivista.

En estos años inicié mi práctica docente, en la cual me inserte en las escuelas a dar clase. Puedo decir que, mis clases en la actualidad son innovadores y utilizó diferentes técnicas, estrategia y metodologías que permitan que mis estudiantes logren las distintas competencias y aprendizajes significativos. Además, motivo a mis estudiantes a que sean entes autónomos y trato de atender a los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje.

Pretendo ser una profesora actualizada e innovadora, donde mi estudiantes sean los protagonistas de las clases y ayudarlos a que se conviertan en entes autónomos y que amen aprender cosas nuevas cada día.