Funciones, responsabilidades y rol docente.

El maestro como persona de confianza, sabio, prudente y amable.

El maestro era considerado el maestro de la verdad, hace sabios los rostros ajenos, hace los otros tomar una cara y los hace desarrollarla, les abre los oídos, los ilumina, es maestro guía, les da su camino, hace fuerte los corazones, convoca a la gente, ayuda y remedia a todo atiende.

En respuesta al propósito de la Educación Pública que consistía en convertir a los indígenas al cristianismo, los responsables eran los frailes religiosos, quienes dirigían las doctrinas, es decir, parroquias donde evangelizaban y enseñaban a través de pinturas, catecismos con dibujos, danza, teatro y música, además de enseñar artes y oficios y fundar colegios de internados para indígenas.

Bajo la corriente del positivismo el objetivo de la escuela era inculcar una visión científica del mundo, tratando de que el estudiante se explicara los fenómenos naturales de manera racional, por la gran cantidad de epidemias y enfermedades se agregó el tema de la higiene en la educación, también se reforzó la enseñanza de la moral de tipo civil dejando atrás la de tipo religioso y poniendo énfasis en la identidad nacional.

La educación se basaba en la imitación de modelos, el maestro debía ser pulcro, bien vestido, español, cristiano y de buenas costumbres, enérgico, severo, sin titubeos, además dinámico en favor de la sociedad. Nunca debía mentir ni engañar.

El docente tenía que inculcar en el estudiante la ideología del estado con la finalidad de formarlo como ciudadanos leales con una visión racional de la vida. Se pasó de la educación humanista a una educación antireligiosa. La molestia que provocó en los maestros fue la razón por la que en la cristera fueron atacados porque los creían agentes al servicio del gobierno.

El maestro fue concebido como un líder comunitario y un agente de cambio social. Se mantienen las misiones culturales y se aumenta el número de escuelas.

Se suprime la educación socialista y se enfatizó en la unidad, la familia, los valores y la moral, volviendo a considerar al maestro como un apóstol o sacerdote.

El maestro percibía bajos sueldos. Por lo que se sintió devaluado y poco apreciado por la sociedad, lo consideraron perezoso, sin tomar en cuenta las condiciones en que laboraba.

Se consideró que el docente recuperaría su valor y papel si se mejoraban sus condiciones laborales, dando énfasis en su preparación y actualización.