Meraki

Alrededor de esta fecha nos fue dado el desafío, y seguimos la metodología de innovación denominada ECID, en estas primeras sesiones nos enfocamos en entender el desafío. También sintetizamos la información que sabíamos sobre el tema y aquella que necesitábamos obtener. Esta fue una de las etapas más complejas en cuanto a la estructuración de la idea, debido a nuestra falta de conocimientos previos sobre la construcción de un prototipo o el diseño de este; por lo que tuvimos que empezar a investigar y a aprender más sobre temas como la transformación de la energía y los tipos de energía que se pueden encontrar en diferentes regiones del país.

Durante este mes, el equipo empezó a prepararse para la visita detonante con el experto: Andrés Osorio... Iniciamos investigando su campo de trabajo específico, además de las preguntas que posiblemente nos sería más útil hacerle; para esto utilizamos la ayuda de algunos profesores del Colegio San Ignacio, entre ellos Fabio Osorio (profesor de física), Dinacelli Espinal (profesora de química) y Mauricio Giraldo (profesor de TEI). Finalmente decidimos preguntar cosas como ¿Qué precauciones debemos tener para trabajar con energía aprovechando el agua? o ¿Qué tan peligroso puede ser el hecho de trabajar con energía eléctrica en el mar? y ¿Qué pros o contras tiene la sal marina al momento de la conductividad eléctrica?
Lamentablemente, en estos tiempos, una de nuestras integrantes, Carolina Bustamante, no pudo seguir en el proyecto.

Durante el encuentro Andrés fue dando respuesta a todas nuestras preguntas, posibilitando nuestro trabajo investigativo y nuestro aprendizaje de todos aquellos conceptos que necesitábamos tener claros para la resolución de nuestro desafío.
En estos días, principalmente tuvimos que investigar sobre los tipos de energía que produce el mar las cuáles son: Mareomotriz (energía de las mareas) y Undimotriz (energía de las olas).
Para ello consultamos diferentes fuentes de información entre ella estos videos donde se explica la manera de obtener energía aprovechando estos dos recursos. También nos dedicamos a darle forma y poder estructurar el Entregable inspiracional y la bitácora.
Después de todo esto, el proyecto estuvo suspendido, debido a que el equipo se encontraba en vacaciones escolares.

En esta época, el colegio reanudó su jornada, así que también lo hizo nuestro proyecto. Iniciamos leyendo la retroalimentación de la primera entrega del llamado al desafío, de donde surgieron múltiples preocupaciones en especial relacionado con la relación tiempo-compromiso, ya que consideramos que es poco el tiempo para poder concretar nuestro desafío.
También consultamos datos necesarios para encarrilar nuestro proyecto, como el consumo de energía diario de una casa costera y Ana Cristina Gómez, ingeniera de Energía de EPM, fue la persona que nos ayudó con esto.
Además, por estos tiempos conocimos a nuestro facilitador, Sebastián Pedraza, quién solucionó algunas dudas que teníamos en ese momento sobre el desafío; también conocimos a Carolina Cuesta, una facilitadora que nos habló sobre la metodología ECID y también conocimos a Juan David Osorio, que es ingeniero civil, con maestría en ciencias del mar y trabaja con el grupo oceánicos quien nos asesoró con nuestro proyecto y nos ayudó a organizar nuestras ideas.

En esta fecha, sebastián nos ayudó con la reestructuración del desafío, y a darle un toque social además de la innovación tecnológica.
También intentamos crear algunos prototipos, entre los cuales estaban un ancla y una red de pesca que transformarían la energía necesaria para que un pescador subsistiese.
Asimismo, tuvimos una visita donde nos encontramos con Alejandra Vidal de Ruta N y Juan David Osorio nuestro asesor técnico; aquí se hicieron preguntas de orden técnico para orientarnos en qué podríamos hacer para solucionar el desafío, además buscamos ejemplos de otras investigaciones similares.
El 18 de Abril, La evaluación de nuestro llamado al desafío nos mostró que nuestro proyecto pasó, y que podíamos seguir con la iniciativa en las fases 3 y 4.

Se retomó la evaluación del llamado al desafío, y decidimos fortalecer el factor social. Además, al no tener muy clara la parte de la construcción, indagamos y empezamos a ver específicamente cómo se realizaría cada sección del proyecto. Lo que más nos preocupó en el momento es la parte de la impermeabilización de la boya, así que seguimos investigando en el diseño.
Continuamos mostrando la continuidad y el progreso del proyecto a varios directivos del colegio, así como a la vicerrectora, Sonia Correa.
El círculo también hizo parte de la feria institucional de investigación del Colegio San Ignacio, donde le expusimos a la comunidad ignaciana general y a algunos profesores externos al colegio, la idea principal de nuestro proyecto y dimos cuenta de nuestro proceso como grupo. De este proceso sacamos propuestas, críticas y ánimos de nuestros compañeros .

Al hacer la revisión de los materiales pedidos, caímos en cuenta que, al pedirlos sin mucha idea de lo que al final íbamos a estructurar, hubo errores y faltas, así que nosotros asumimos grupalmente lo que nos faltaba.
Para el 21 de julio, se programó la segunda visita detonante, por lo que el equipo determinó tener varias preguntas que se refirieran a varias categorías necesarias las cuales eran: preguntas sobre el simulador y preguntas técnicas.
En la realización de esta visita se aclaró mucho acerca de la impermeabilización de la boya, y el modelo de construcción que se podría tomar; además, con la visita anexa que hicimos al canal de olas, determinamos aproximadamente la dimensión que debería tener lo boya y como sería la longitud y velocidad de las boyas.

El 22 de julio, llegaron los primeros materiales que llevábamos esperando por bastante tiempo, pero aún así no eran suficientes para poder iniciar con toda la fuerza del proyecto, por lo que decidimos ir haciendo un prototipo con materiales más fáciles de conseguir, como son el icopor y los radios de unos cassettes. Esta etapa fue la que presentó más problemas, debido a que algunos materiales eran inadecuados para la construcción, debido a su tamaño, capacidad o peso, esto sucedió principalmente porque los encargados de comprar los materiales, no tuvieron en cuenta el tamaño real de la boya.
En estos tiempos, se nos unió un nuevo integrante: Tomás Jaramillo, quién empezó siendo el líder de la etapa del prototipado de nuestro proyecto; Además, el profesor Mauricio Giraldo, quien es también parte del equipo, nos ayudó a adquirir un dínamo apropiado para este prototipo. Este aparato comúnmente se encuentra en impresoras y puede encender un LED con facilidad.
En estas sesiones, aprendimos más sobre la fuerza de boyancia, y empezamos a calcular mejor la fuerzas que interactuarían en el sistema que es nuestro proyecto.
El 26 de agosto, llegaron el resto de los materiales, que fueron: Las boyas, el nailon y una ponchera.

El 9 de septiembre llegaron el resto de los materiales, los cuales nos permitieron continuar con el proceso de prototipado, aunque la mayor parte de nuestro grupo estaba de viaje y el proceso se vio bastante retrasado.
En lo siguiente del mes fuimos desarrollando el prototipo, haciendo todo lo posible para terminarlo en el tiempo que teníamos, y lográndolo en su mayor parte. Lamentablemente, nuestro dinamizador, Sebastián Pedraza anunció que no podría seguir con nosotros debido a sus estudios y al retraso en la entrega de materiales, por parte de ruta n.
En esta etapa, el problema de la construcción se resolvió, pero aún teníamos el problema de la impermeabilización del interior de la boya.
El 30 de septiembre nuestro dinamizador nos anunció todo aquello que debíamos preparar para la entrega de resultados del 18 de octubre, y se distribuyeron los puntos al equipo.

Este día vamos a visitar la UPB para presentar, finalmente, todos los avances realizados a lo largo del año. Aquí se evaluará el desarrollo de todos los círculos de ruta n, además de su desempeño en la solución del problema y su creatividad en todo el proceso.