Aparecen las escuelas normales en las cuales se formaban maestros y la comunicación se daba de manera lineal, es decir, el docente ofrecía conocimientos expertos y no se consideraba necesario escuchar al alumno.
Los grandes pedagogos proponen una filosofía: aula fuera del aula. Que muchos años más tarde se llevó a cabo en un país de primeros puestos en el ranking mundial en cuanto a educación.
La UNED creó cursos de formación y postgrados específicos que invitaban a pensar en las tecnologías educativas como artefactos, como tecnologías para la construcción del conocimiento y como tecnologías de control.
En esta primera década se produce un reacomodamiento en la mayoría de las escuelas, donde incorporan aulas de informática y no informática en todas las aulas y que formen parte del día a día escolar.
El siglo XXI se inició con el aparente ocaso de la educación en comunicación y
con el supuesto apogeo de la informática. Fue una relación inversamente proporcional. Mientras que la educación en comunicación buscaba una relación reflexiva, crítica y de producción mediática, la educación informática no desarrollaba el pensamiento computacional ni la comprensión y crítica de los modelos informáticos y, en líneas generales, se limitaba a acercar el uso de programas y la
informática a los estudiantes.
Se crea la web 2.0 y con este desarrollo tecnológico-comunicativo cambian todas las reglas del juego. Por un lado fuera de las aulas, se crean espacios de educación, se ponen en práctica modelos de comunicación con los que habíamos soñado hace mucho tiempo y se produce un serio conflicto entre quienes van a seguir atados a los modelos de web 1.0 basados en la comunicación uno con todos y quienes van a sumarse al nuevo paradigma: relación todos con todos.
En base al postulado de Lanzabal de construir nuevos vínculos, se transforman los roles del docente, dejando de lado la omnipotencia del docente, haciéndolo un mortal que se equivoca y puede ceder el uso de la palabra y la razón.
En esta segunda década del siglo XXI se comprueba lo anticipado en esos años: no se puede hacer una educación en comunicación sin tener en cuenta la tecnología digital y, al mismo tiempo, no se puede realizar una educación informática si no es a través de la convergencia de medios cuyo motor sea la comunicación, la autoría, la comprensión y crítica de los fenómenos transmedia.
Finlandia, que aparece ahora mismo como primer país en los rankings educativos, ha decidido modificar su modelo y relacionarlo con las prácticas y modelos que usan los jóvenes de casi todo el mundo.
Formó profesionales para que pongan en marcha su nuevo diseño pedagógico basado en procesos colaborativos, principios de conectividad, comunicación de igual a igual, un currículo que no está basado en asignaturas y donde los medios de comunicación y las tecnologías convergen en los procesos de aprendizaje. Se trata de llevar a la práctica la
filosofía ya intuida a principios del siglo XX por los grandes pedagogos: el aula
fuera del aula.